
“Puedo mandar una broma, un mensaje, pero de eso a acosar” estas palabras del ya ex presidente de la Diputación de Lugo son el quid de lo que vivimos las mujeres aún en 2025.
No son bromas, no son mensajes, son acoso sin paliativos. Las mujeres no tenemos que aguantar comentarios que son más que inapropiados y que jamás harían a un hombre por muy compañero que sea. No son cumplidos o piropos, son comentarios con una clara intencionalidad sexual que se hacen desde una posición de superioridad masculina, de abuso que suele ir además acompañada de abuso de poder.
“No te pongas así” “No te enfades” “¡Cómo eres!” ¿Cuántas veces hemos escuchado esto cuando hemos reaccionado antes sus bromas y mensajes, ante esos saludos que se prolongan más de lo que pide la cortesía? ¿Cuántas veces nos han hecho sentir como unas bordes histéricas por protestar ante bromas y comentarios que encima quieren hacernos creer que son halagos y muestras de afecto limpio?
Para que esto lleve pasando desde que el mundo es mundo debe haber colaboradores necesarios. Hombres que ríen o callan ante esas bromas y esos mensajes en lugar de cortarlos de raíz desde su masculinidad.
No son cosas de chicas. Es un problema estructural que si se quiere erradicar debe trascender los espacios “de las chicas”. Son los hombres quienes deben sentirse interpelados directamente y entender que el acoso sexual a las mujeres es su problema y son los hombres quienes deben poner pie en pared.
Las mujeres ya no nos callamos, pero no callarse no es suficiente. Denunciar pone luz a hechos y comportamientos, pero necesitamos hechos y comportamientos que reviertan desde la raíz el machismo estructural que enfrentamos las mujeres cada día.
Los hombres deben hacer un ejercicio de honestidad y coherencia. Sin que esto pase seguiremos igual, haciendo operaciones de chapa y pintura, pero, igual.
Tengo la sensación de que no se es consciente del nivel de hartazgo que acumulamos las mujeres, ni de las consecuencias de ese hartazgo. Los derechos de las mujeres están por encima de cualquier estrategia de poder político, son el nivel 0 para construir organizaciones y sociedades libres y democráticas. No se puede esperar que callemos o controlemos nuestro hartazgo para que, en definitiva, ellos sigan manteniendo su poder.
Si esto no se entiende, es que aún estamos peor de lo que parece.
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