Ayer comenzó un nuevo ciclo en la política española, el que debía haberse iniciado la primavera de 2016. Hay muchas expectativas, muchas esperanzas puestas en el Gobierno del Presidente Sánchez, en la forma de gobernar y hacer política.
Hemos visto el primer gesto: el Presidente Sánchez ha sido el primero en prometer su cargo en ausencia de símbolos religiosos. Un gesto necesario para reafirmar que nuestro país debe ser una democracia laica.
No va a ser fácil, no nos lo van a poner fácil. Tenemos que estar preparados porque los agoreros utilizarán todos los medios que tengan a su alcance para desprestigiar y tratar de deslegitimar el nuevo Gobierno.
Tenía 9 años cuando Alfonso Guerra pronunció su famosa frase: “A España no la va a conocer ni la madre que la parió”. Efectivamente España cambió, se modernizó. Llegaron los derechos de ciudadanía, la sanidad y la educación universal, el divorcio, el aborto, el matrimonio igualitario, la ley de igualdad, la ley contra la violencia de género…
Sin embargo, hay algo que no ha cambiado, lo mal que lleva la derecha no gobernar, estar fuera del poder.
Con cuernos y rabo, traedores de las siete plagas de Egipto, así presentan a la ciudadanía a los presidentes socialistas. A todos.
Y Pedro Sánchez no iba a ser una excepción. Al contrario. La animadversión del Partido Popular por el ya Presidente del Gobierno nace desde el momento en el que éste saltó a la arena política nacional y se ha ido inoculando allí donde los tentáculos conservadores pueden llegar.
Lo grave no es que el Presidente Sánchez no les guste. Es legítimo. Lo realmente grave es que lo que subyace es su concepción patrimonial del poder en este país. “Por la gracia de Dios” rezaba en las antiguas pesetas.
El Partido Popular considera los gobiernos socialistas como accidentes en el continuum que debería ser los gobiernos de España, gobiernos como Dios manda. En realidad, les da igual Pedro, que Felipe que José Luis. Lo que les cuesta aceptar es que otras formas de gobernar, otras prioridades políticas son posibles. Les cuesta digerir las políticas de izquierdas.
Sacar a la palestra el desfile de miedos y fantasmas del desempleo, la inestabilidad, el derroche, la ruptura de España, la rendición a los terroristas, el caos no hace sino confirmar lo que se les atraganta a algunos la democracia.
Porque eso es lo que ganó ayer en el Congreso de los Diputados. La democracia.
La moción de censura presentada por el Grupo Parlamentario Socialista triunfó gracias al Partido Popular. Son ellos los responsables de no asumir responsabilidades tras la gravísima sentencia del juicio por la primera pieza de la trama Gürtel.
Después de dos días de debate siguen empeñados en no reconocer que lo que ha hecho posible la unión de opciones políticas antagónicas ha sido la necesidad de regenerar las instituciones, de recuperar su valor y la honestidad de quienes están al frente de ellas.
Ése es el principal reto que tendrá el nuevo Gobierno, restablecer la normalidad democrática e institucional. Recuperar el clima político de dialogo y convivencia que nunca debió desaparecer de nuestras instituciones y cuya ausencia tantos problemas y tanto dolor ha causado.
Entre todos lo podemos hacer. Estoy convencida de que lo vamos a hacer bien. Millones de personas en España y fuera de España necesitan el cambio.
@CarlotaMerchn
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