Desde luego no ha sido el azar el que ha decidido que 148 personas murieran este Jueves Santo. 4 milicianos de al-Shabab, irónicamente “los jóvenes”, dispararon con todo el odio que llevan dentro en la Universidad de Garissa, asesinando a 148 personas, la mayoría estudiantes. La mayoría, cristianos.
Son muchos los tópicos en torno a África, pero uno es absolutamente cierto, hay mucho por hacer, mucho por avanzar. Y son los jóvenes formados, jóvenes educados en universidades africanas quienes sacarán su continente adelante. El atentado de este pasado jueves pretende ser un nuevo aviso a navegantes, como lo fue el que tuvo lugar hace dos años en un centro comercial en Nairobi, los que se suceden a diario en Nigeria por no hablar de Somalia.
No me gusta enfrentar muertos, a mí me duelen igual. No voy a insistir en la diferencia de tratamiento de las muertes y asesinatos según los muertos sean de un sitio u otro. Pero la realidad es que es cierto. La diferencia es real. Y no es que otros se merecieran menos honores, sino que estos merecen los mismos.
Pienso en esas familias que con grandes esfuerzos habían conseguido que su hijo o su hija estudiaran una carrera universitaria en un continente con apenas un 5% de población universitaria. Pienso una vez más en que quienes dispararon a bocajarro en Garissa podrían ser quienes dispararon a Malala, quienes secuestran niñas en Nigeria o quienes destrozan la estatua de Nínibe.
La paz y la seguridad son un bien público global, más en un mundo en el que las fronteras son cada día más líquidas. Lo que ha sucedido en Garissa no difiere tanto de lo que pasó en París, en Dinamarca o en mi Madrid. No es posible mirar para otro lado.
Mientras no terminemos de creernos realmente que el terrorismo, se produzca donde se produzca, nos amenaza a todos y todas, que hace nuestro mundo global más inseguro para todos y todas, corremos el serio riesgo de que los malos vayan ganando pequeñas batallas. Y esto es algo que ni podemos, ni debemos permitir.
Descansen en paz las víctimas y el dolor de sus familias es el mío.
@CarlotaMerchn
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