Empoderando a las Mujeres, Empoderando a la Humanidad es el lema elegido para el 8 de marzo de este año por ONU Mujeres. Mucho más que un eslogan de día internacional, bien elegido desde el punto de vista comunicativo.

Las mujeres no somos un colectivo. Somos la mitad de la población, la mitad de la humanidad. Formamos parte de todos los colectivos. Somos madres, jóvenes, niñas, adultas, mayores, gitanas, afrodescendientes, latinas, lesbianas, transexuales, personas con discapacidades. Somos estudiantes, trabajadoras, desempleadas, universitarias. Somos investigadoras, médicas, trabajadoras de la sanidad pública, de la educación pública, de la justicia, de la limpieza, de mantenimiento…

Son innegables los progresos en materia de igualdad que hemos alcanzado las mujeres gracias a décadas y siglos de lucha, pero cuando creemos que hemos avanzado y que podemos bajar un poco la guardia pues resulta que aún queda mucho por andar.

La lucha de las mujeres españolas es la lucha de todas las mujeres. Niñas y mujeres que se juegan la vida yendo a la escuela, yendo a buscar agua o leña. Mujeres que hoy en día deben aún caminar detrás de un hombre. Mujeres que deben escuchar que pueden ser violadas sin castigo a los violadores. Mujeres a las que sus compañeros no consideran preparadas para estar en la primera fila, pero sí para trabajar para ellos en la segunda. Mujeres que siguen ganando menos que sus colegas hombres sin otra justificación que la discriminación.

La igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo una asignatura pendiente, también es sociedades democráticas como la nuestra.

Escribía hace un tiempo Cristina Manzano en ESGlobal que «las estructuras del poder, de todo tipo de poder, y de la sociedad se basan en prioridades tradicionales de los hombres«. Y hoy 8 de marzo, tras una gran (en todos los sentidos) manifestación comparto esa afirmación.

Tras tanta lucha, a veces pienso que uno de nuestros mayores logros es habernos hecho hueco en un mundo de hombres. Pero que pese a estar ahí, nos está costando convertirlo en un mundo de hombres y mujeres. A veces tengo la sensación de que hemos conseguido adaptarnos a ese mundo masculino, alargando nuestras jornadas de trabajo, compaginando cada una como buenamente puede, la carrera profesional, la vida familiar y otros ámbitos como puede ser el compromiso político. Pero a veces dudo que hayamos conseguido feminizar las dinámicas, las formas de hacer, los modelos de referencia, los ejemplos de éxito.

Ahora que está tan en boga clamar por los cambios y las revoluciones, me cuesta creer a quienes predican el cambio en masculino. Yo reclamo que el cambio o es con las mujeres o no será. El cambio o es feminista, femenino, o no será.

@CarlotaMerchn

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