Recuerdo que la primera vez que oí hablar del 25 de noviembre fue a mediados de los 90 en Paraguay, a mi admirada Gloria Rubín. Realmente fue mi primer contacto directo con la violencia de género, trabajar aquellos meses en la Fundación Kuña Aty abrió sin duda otra de las venas sangrantes de la lucha por un mundo justo.
Años después, bastantes años después, me sigue impactando, y por favor que me siga pasando, que haya mujeres que mueran porque su pareja o ex pareja así lo decide. O mía o de nadie.
Pero a esa conclusión no se llega de un día para otro, no. Es un goteo de ideas, actitudes y comportamientos machistas y sexistas los que van sembrando, los que hacen que se toleren micromachismos, son esas recomendaciones de ser “niñas buenas”, de no ser contestonas, las que impiden que nuestras jóvenes digan no al primer gesto, que no seamos capaces de identificar señales de alerta, de no reaccionar o de hacerlo tarde.
Una sociedad que no es capaz de garantizar la seguridad de sus mujeres tiene un problema muy serio. Que la violencia de género aumente entre los jóvenes es un problema muy serio. Y que quien es responsable de poner las medidas para resolverlo guarde silencio, también es un problema muy serio.
La primera responsabilidad que tiene un Estado es garantizar el bienestar y la seguridad de sus ciudadanos y ciudadanas, fuera y dentro de sus casas. Porque la violencia nunca es una cuestión privada.
47mujeres asesinadas en lo que llevamos de 2014 y aún no he escuchado al Presidente del Gobierno una muestra de responsabilidad, no ya de sensibilidad.
El silencio es cómplice. La asfixia de las asociaciones de mujeres, de asociaciones que atienden, protegen y ofrecen una nueva oportunidad de vida a las mujeres víctimas de violencia es cómplice de los agresores.
Por eso hoy 25 de noviembre tenemos que salir a la calle, mujeres y hombres, porque la violencia de género no es una cuestión de mujeres, es una cuestión de todas y todos, es una cuestión de Estado. Tenemos que salir a la calle a decir no a la violencia de género. Pero también a decir sí a las políticas de igualdad, sí a la ley integral contra la violencia de género, sí a la movilización de los recursos que sean necesarios para garantizar la seguridad de las mujeres, para educar en igualdad y para que la justicia ejerza como tal.
Y no olvidemos a las mujeres que viven en países en los que la tolerancia de la violencia es cuasi cotidiana. Salgamos a la calle también por ellas. Por nosotras.
Cuando las mujeres desaparecen de la agenda de prioridades malo, muy malo. Hagamos que la violencia de género, que la igualdad sean una prioridad.
@CarlotaMerchn
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