La semana pasada finalizaron las sesiones del Grupo Abierto de trabajo sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible que marcarán la agenda global del desarrollo a partir de 2015. Han sido 13 sesiones en las que 193 Estados han debatido hasta aprobar un documento que será la base del proceso de negociación que abrirá el Secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-moon el próximo otoño.
17 objetivos y 169 metas para alcanzar un mundo libre de hambre y pobreza siendo responsables con la gestión de los recursos del planeta, haciendo de la sostenibilidad ambiental y la lucha contra el cambio climático pilares básicos de la nueva agenda de desarrollo.
Hemos aprendido mucho desde que el 8 de septiembre de 2000 se aprobara la Declaración del Milenio y sus 8 Objetivos de Desarrollo. Hemos aprendido que no hay desarrollo sin derechos humanos, sin la igualdad entre hombres y mujeres, sin paz, sin equidad. Hemos aprendido que el desarrollo no es posible si no mantenemos el equilibrio crecimiento y sostenibilidad en sus tres dimensiones, ambiental, social y económica.
Y hemos aprendido de la experiencia, de los errores y los aciertos. Sabemos que es imprescindible el compromiso y el liderazgo de los países, de sus gobiernos y de sus ciudadanos y ciudadanas, de la sociedad civil.
La agenda de desarrollo post2015 debe suponer un cambio de paradigma, pasar de una agenda de cooperación a una agenda de desarrollo aplicable a todos los países, sin excepción, bajo el principio de “responsabilidades comunes, metas diferenciadas.
El documento resultado del grupo de trabajo es, sin duda, un punto de partida extraordinario, pero aún hay cuestiones muy relevantes y muy de fondo que están ausentes. Tres son en mi opinión las más destacadas por cuanto que condicionan el enfoque del conjunto de la agenda.
La primera, los derechos humanos. No es posible garantizar la alimentación, la salud, el acceso al agua potable, la educación, la erradicación de la pobreza y la reducción de la desigualdad si no se hace desde los derechos humanos.
En segundo lugar, reconocer la igualdad de las mujeres, el derecho a decidir sobre su vida, sobre su salud, reconociendo los derechos sexuales y reproductivos y vetando los matrimonios forzosos y tempranos, en definitiva, eliminando toda manifestación de violencia contra las niñas y las mujeres.
Y por último, pero por supuesto no menos importante, la paz y el estado de derecho. No es posible que las personas se desarrollen, que los pueblos se desarrollen en un contexto de conflicto o sin que estén garantizados los principios democráticos.
La libertad y la igualdad están en la base del desarrollo. Libertad, igualdad y fraternidad. Sin ellas podremos hablar de crecimiento, de cifras, pero no de desarrollo.
Estaré muy atenta a lo que pase a partir de septiembre cuando se abra el proceso de negociación en la 69ª sesión de la Asamblea de Naciones Unidas e iré comentando el proceso. Mientras tanto os invito a leer el documento con los 17 objetivos propuestos.
http://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/4518ProposalSDG.pdf
Yo me tomo vacaciones. Hasta la vuelta.
Y no me olvido de Gaza
@CarlotaMerchn
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