Sobrecogida por el asedio a la población civil de Gaza por tierra, mar y aire e intentando seguir el curso de los numerosos conflictos en el mundo como Sudán del Sur, Somalia, Siria, Libia, Afganistán, Iraq, República Centroafricana, RD del Congo… el conflicto ucranio da el triple salto hacia adelante con el derribo de un vuelo de Malasya Airlines con 298 personas a bordo.

298 vidas truncadas, 298 familias rotas y, como siempre, sin sentido. Nada, no hay causa, ideología, territorio o lucha que justifique un hecho como éste. La sinrazón y la violencia solo generan más sinrazón y más violencia.

Todas y cada una de las personas asesinadas (para mí ése es el término cuando alguien fallece porque otra persona dispara un misil con la única intención de matar) son únicas e igualmente importantes. Sin embargo, me permito recordar a los 108 científicos e investigadores que iban en ese avión rumbo a la XX Conferencia Mundial sobre el sida que empieza hoy 20 de julio en Melbourne.

Quienes lanzaron el misil desconocían, y les era indiferente – ellos solo querían sembrar el terror- que en ese avión iba Joep Lange uno de los investigadores más destacados en VIH/sida. Desconocían, y les era indiferente, que entre los 298 sueños que han matado estaba el de muchas personas que, como yo, anhelan una cura, un mejor tratamiento para el sida, una esperanza para los 35 millones de personas viviendo con el VIH/sida y las que espero que no lleguen a infectarse.

Eso es el terrorismo, la sucesión de actos para sembrar el terror, sin distinción, sin importar a quién, dónde, cómo, o si el autor es un grupo o un Estado. Y todos somos víctimas, directas o indirectas, pero a todos y todas nos afecta. Mi recuerdo para las 298 víctimas del vuelo MH17. Descansen en paz.

Y no me olvido de Gaza.

@CarlotaMerchn

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