Cuando una piensa que su capacidad de asombro ha alcanzado cotas difícilmente superables, llegan las reacciones del Gobierno a la Encuesta de Población Activa.
No sé si son ellos o soy yo, pero no entiendo a qué viene ese nivel de alegría y alborozo. Supongo que es el viejo truco de repetir que todo va bien a ver si cuela, sobre todo en precampaña electoral.
¿Realmente se puede congratular el gobierno de un país con una tasa de desempleo juvenil del 55.48%?
Después de escuchar la cuasi euforia con la que ha celebrado el Gobierno la última Encuesta de Población Activa, solo he sido capaz de llegar a una conclusión, bastante obvia por cierto: lo que molestan son los parados, no la tasa de desempleo, ni la destrucción continuada de empleo o que la población activa haya descendido de manera alarmante.
Da igual que se siga destruyendo empleo, que haya miles de personas tan desesperanzadas como para abandonar la búsqueda de empleo, da igual que nuestros jóvenes estén emigrando, da igual que las personas migrantes estén regresando a sus países de origen. Todo vale con tal de que la cifra mágica baje. Todo excepto la promoción de una economía productiva, una política de crecimiento basada en la economía productiva, una reindustralización de nuestra economía con parámetros del siglo XXI, una política orientada a la creación de empleo, al apoyo a las personas emprendedoras. Una política que dinamice la economía, que desarrolle las capacidades de sus trabajadores y trabajadoras y genere riqueza, pero para todos y todas.
El mensaje central elegido por los sindicatos para este 1º de mayo es “Sin empleo de calidad no hay recuperación”.
Hoy en España tener un empleo no es garantía de no vivir en riesgo de exclusión social, ni siquiera de estar libre de la pobreza.
La salida de la crisis no solo pasa por la reducción de la prima de riesgo, del control del déficit público o la deuda. La salida de la crisis no demanda recortes en derechos sociales, sino la reducción de las desigualdades horizontales que han aumentado hasta convertirnos en el país más desigual de la Europa del Euro.
La recuperación económica y social demanda el empoderamiento de la clase trabajadora, motor del crecimiento y el desarrollo.
Para salir de la crisis, para que podamos hablar de salida real, hay que dejar atrás la recesión social, resultado de las medidas adoptadas teóricamente para atender a la recesión económica, y eso pasa ineludiblemente por la agenda del empleo decente.
@CarlotaMerchn
Manifiesto de UGT y CC.OO. http://www.ugt.es/actualidad/2014/abril/ManifiestoWEB2014_1_mayo_UGT.pdf
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