El 8 de marzo es un día para celebrar, recordar y reivindicar. Celebrar los avances en igualdad, celebrar nuestros derechos, celebrar las conquistas alcanzadas, celebrar nuestro compromiso con la igualdad.
Celebrar, recordar y reivindicar la presencia de las mujeres en todos los ámbitos de la vida pública, que somos trabajadoras, dentro y fuera del hogar y que en gran medida ha sido gracias a otras mujeres, en muchos casos nuestras propias madres y en otros muchos, mujeres que han venido de lejos. Gracias a estas mujeres. Y gracias, por supuesto, a nuestras parejas, compañeros y maridos.
Es también un día para recordar a aquellas mujeres gracias a las cuales hoy podemos disfrutar de esos avances. Mujeres que han estado siempre, en todas las épocas de la historia aunque no aparezcan en los libros de historia.
Recordar a las mujeres que son víctimas de la desigualdad, de la violencia de género. Mujeres que por el hecho de serlo, ven recortados sus derechos humanos, mujeres que ni pudieron llegar a serlo.
El 8 de marzo es un día para reivindicar. Reivindicar que la cifra tolerable de desigualdad, de violencia es 0.
Reivindicar las gafas violeta para identificar el coste en igualdad de género de la reforma laboral, de la reforma del sistema de pensiones, de la sanidad. Todas estas reformas se ceban con las mujeres.
Necesitamos la mirada violeta para reconocer la violencia en sus diferentes formas -verbal, física, psicológica, sexual-, reconocer costumbres y comportamientos que no debemos tolerar, ni nosotras ni vosotros. ¡¡¡¡3 de cada 10 mujeres en nuestra modélica Unión Europea han sufrido violencia física o sexual!!!
Este 8 de marzo de 2014 debemos recordar que los derechos pueden ser reversibles cuando quienes gobiernan no creen en la igualdad y que la lucha de tiempos pasados sigue siendo la lucha de las mujeres del presente.
Recordar y reivindicar que leyes que han sido vanguardia en materia de igualdad pueden derogarse por los hombres que no aman a las mujeres. Como la Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo de 2010, que reconoce el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre su maternidad.
No podemos permitir ni un paso atrás en los derechos conquistados, no podemos permitir que otros decidan por nosotras.
Un Estado democrático no puede legislar restringiendo derechos. Un Estado democrático no puede coartar la libertad del 51% de su población, porque una sociedad en la que las mujeres no son plenamente libres no es una sociedad libre.
La libertad de las mujeres es la libertad de todos y todas.
Este 8 de marzo yo reivindico el derecho a la vida en libertad, el derecho a la vida diga, el derecho a decidir sobre mi vida.
@CarlotaMerchn
Deja un comentario