Siempre he pensado que cuando nace una personita en cualquier parte del mundo entra a formar parte de una colectividad global, lo que grandilocuentemente llamamos Humanidad. Siempre he pensado que en algún sitio, en alguna parte, hay alguien a quien le preocupa lo que nos pase, que se manifestará a favor de los derechos de las mujeres españolas, de la población siria, de las personas migrantes…

Siempre me he negado a pensar que algo tan azaroso como el lugar en el que una persona viene al mundo puede convertirse en un destino fatal al que nada ni nadie puede poner remedio; que si tienes mala suerte y en tu país gobierna un sátrapa que viola todos y cada uno de los derechos humanos, alguien en algún lugar te defenderá y velará por tu libertad y tus derechos.

Igualmente, una tiene la confianza de que si algo malo le sucede, su país la protegerá, defenderá la justicia y que la obligación de proteger los derechos de las personas estará por encima de otros intereses menos nobles.

Pero la realidad me ha dado una bofetada (últimamente se está inflando) y resulta que no, que eso de la justicia universal, pues que va a ser que no. Que hasta en cuanto a justicia hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.

@CarlotaMerchn

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