No pensaba escribir sobre la muerte de Nelson Mandela pues ya se han escrito miles de epitafios. Sin embargo, me he animado a hacerlo al sorprenderme a mí misma la desazón que me ha generado la desaparición de Madiba.

Recordaba anoche las manifestaciones en Soweto a finales de los 80 que veía en la televisión y cómo se removía mi conciencia, el modo en el que anhelaba formar parte de esa lucha contra lo que me parecía la mayor de las injusticias.

Mandela y su lucha alimentaron mi vocación y, seguramente, mi vida habría sido diferente sin su ejemplo.

Para quienes nacimos en los 70, en los albores de la democracia española, fueron la lucha contra el apartheid, las luchas indígenas en la Amazonia, las movilizaciones por el 0,7 las que despertaron nuestra conciencia social.

Decía que la muerte de Nelson Mandela me ha entristecido enormemente porque pienso en quién se mirarán los jóvenes, en quién se inspirarán para orientar sus vidas.

El mundo se está quedando sin los grandes referentes sociales y políticos y esto, sin duda, redunda en la gobernanza global, en las relaciones entre países, en definitiva, en la calidad de la política y la moral.

@CarlotaMerchn

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